miércoles, 15 de agosto de 2012

Tropiezas con la realidad, corres tras un sueño...

Camino insegura sobre una línea recta trazada en el suelo. Es gruesa, lo bastante como para que quepa perfectamente uno de mis pies. Pero realizo movimientos torpes. Alzo los brazos con forma de cruz para mantener el equilibrio. Pero nada. ¿Qué demonios me ocurre?
Decido sentarme en un pequeño círculo imaginario dibujado entre la hierba, verde y fresca, veraniega. Me tumbo. La hierba pica, y hace que se irriten ciertas partes de mi piel. Pero ignoro esa molesta sensación.
Mi cuerpo sigue ahí, tumbado bajo el cielo azul y despejado, bajo las miradas atentas de cientos de animalillos que corretean y vuelan por allí en ese momento. Pero mi mente está a kilómetros de aquel lugar. Mi mente se encuentra en otro lugar, donde no hay preocupaciones, o quizá sea el sitio donde viven todas las preocupaciones, los temores... No lo sé. Solo sé que te extraño. O quizá no es a ti a quien extraño. Solo extraño el calor y cariño de alguien. Varias veces pensé en comprar mantas de falso cariño para darme calor en el largo invierno. Pero me aconsejaron que no lo hiciera. Eso a la larga es peor que pasar un poco de frío. A veces el frío es bueno. Te hace despertar de la ignorancia y la cómoda melancolía, a veces peligrosamente peligrosas. Y la mente fría también es buena de vez en cuando. Ayuda a poner un poco de orden a tanta locura. Y eso que yo soy de defender siempre lo que quiere el corazón. Es él quien nos domina. Pero hay veces que también puede equivocarse. Hay veces que lo que el corazón anhela no es otra cosa que aquello que más daño nos produce. Hay veces que el corazón es débil y se engancha a aquello que le hace vibrar, pero que también lo daña. Por ello, hay veces que la mente es una buena aliada para dar coherencia a las cosas. Para despertar del sueño y poner los pies en tierra. Poner en orden todo eso que te daña y cambiarlo. Y entonces volver a las andadas. A escuchar los gritos del corazón de nuevo y, guardar un rayito de esperanza de que eso nuevo que llega a tu vida, sea lo correcto y no cause más cicatrices.
Soñar. Arriesgarse. Saltar. Volar. Reír. Llorar. Cicatrizar. Soñar. Arriesgarse. Saltar. Volar. Reír. Llorar. Cicatrizar. Soñar...
Una y otra vez. Sin límite.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Di lo que estás pensando: