sábado, 4 de enero de 2014

Siempre en estado de espera...

A veces lo que esperas es peor si lo comparas con lo inesperado. La razón por la que nos aferramos a  nuestras esperanzas es que lo que esperamos es lo que nos mantiene vivos, en pie, esperando.
Esperar es sólo el comienzo. Lo inesperado es lo que cambia nuestras vidas y las pone patas arriba.